Clausurado y expropiadas las salas y los bienes de "El Galpón" por la dictadura en 1976, el Teatro Circular pasó a desempeñar un papel fundamental en lo poco que iba quedando de la cultura nacional. Allí encontraron las puertas abiertas actores y alumnos de la escuela de El Galpón, pero lo más importante: Teatro El Circular asumió el papel de ser uno de los lugares de resistencia. El teatro independiente estaba siendo diezmado y ellos se propusieron seguir con la sala abierta y diciendo con su repertorio lo que no podía decirse. Tuvieron el talento y la habilidad para lograr ambos objetivos y conseguir algo inpensable, traer al teatro a un nuevo público.
"El herrero y la muerte" es un ejemplo de ello. Esa leyenda criolla de Mercedes Rein y Jorge Curi recoge temas de la literatura y el floklore rioplatense. Como sostiene Juan Carlos Gené: "Pocos son los floklores del mundo que no tienen en su haber la leyenda del herrero ladino en componendas con Dios y con el Diablo".
Se estrenó el 7 de agosto de 1981 con un elenco formado, entre otros, por Walter Reyno, Rosita Baffico, Juan Graña, Carlos Banchero, bajo la dirección de Jorge Curi. Obtuvo 2 Florencios, al Mejor Espectáculo y a la Mejor Actriz Secundaria (R. Baffico), pero lo más destacable obtuvo el aplauso que le brindaba el público en cada función a sala llena.
En la última escena Miseria (personificado por W. Reyno) está sentado en la horqueta de la que no podía bajarse, salvo por su voluntad, ya que ese era uno de los deseos que le había concedido Dios. La muerte que tiene que llevarselo porque le llegó la hora de morir y no logra hacerlo bajar, le pregunta "¿para qué querés quedarte ahí?". Miseria contesta: "Mientras hay vida hay esperanza", el público estallaba en bravos y aplausos porque entendía el mensaje: hay esperanza de recuperar la democracia, hay esperanza de derrocar a la dictadura, hay esperanza de tener libertad.
"No hay tiento que no se corte, ni tiempo que no se acabe". José Hernández - Martín Fierro.
